miércoles, 23 de febrero de 2011

AMANECER

Mis sentidos llenos del color y el perfume de las flores, el ímpetu de los cielos tumultuosos y el rostro besado por las brisas marinas, incentivan el deseo de seguir transitando tanta belleza…

Hasta las madrugadas solitarias, aportan la belleza incomparable del silencio, cuando allí abajo, las farolas de Gaudí, iluminan rostros desconocidos.

El tumulto de una ciudad que despierta, devuelve los sonidos cotidianos y el ignoto observador en las playas se despide de esa luna indecisa que duda en volver a las sombras insondables…….

Y cuando el sol irrumpe entre cielos anaranjados y palomas ajenas a la impotencia de sobrevivir, buscan confiadamente un sustento gratuito…..

Otro incomprensible y ansiado mecanismo comienza:
¡El ser testigos de un nuevo día






TORO TUERTO

Capitulo 1

Eran tres árboles enormes, frondosos, bajo cuya sombra los caminantes descansaban… algunos, eran turistas que bajaban a gozar de esa cúpula acogedora, mientras bebían y estiraban las piernas. Otros, los de por allí, sabían hasta donde en su gran circunferencia, estaba el nudoso
tronco, que servía de asiento…… el camino hacia el pueblo, se veía aún desértico y abrasador…. esos árboles, eran el último refugio, para poder luego atravesar los pedregosos vericuetos de una carretera difícil, hasta llegar a “toro tuerto…”
Aquel, era el antiguo e improvisado nombre que algún campesino agotado, al que se le preguntó por la chacra de los Brizuela, se le ocurrió decir a alguien que le había preguntado el camino… -.¿Vió aquel montecito de algarrobos?… bueno, cuando llega al corral donde hay un toro tuerto, dobla para la loma del águila y ahí, detrás, viven los Brizuela ….
Esta familia, había improvisado, un patio de comida y bebida, ante las necesidades de forasteros que se acercaban a la casa, a pedir asistencia por algún percance sufrido en el camino, y entonces, a Luciana, se le ocurrió organizar un tanto esas asistencias que al principio eran de puro favor, pero a la que a la avispada mujer, se le dio por organizar, para sacar algún beneficio.
Santos, su esposo, no estuvo de acuerdo al principio, más que nada, porque le arruinaba la merienda que con toda tranquilidad, disfrutaba al volver por la tarde de sus tareas en el campo….cuando Luciana contaba al fin del día, las ganancias de su improvisada intentona comercial, comenzó a calcular que si él le ayudaba a acomodar las mesas, ir al pueblo por las bebidas y el hielo, y estar a su disposición, cuando la clientela se incrementaba, algún pesito se agregaría al rollito que escondía en su faja negra, que pretendía usar para la ciática…..así, empezó aún más temprano a sacar las vaquitas del corral, que ya Lucila le había dicho, que lo debía alejar de las casas…. y cuando volvía del campo, se bañaba en el arroyo, para contentar a su diligente compañera., que ya estaba barriendo y refrescando, el patio debajo de los nogales, donde los turistas se sentían tan a gusto, con las enormes jarras fresquitas de sangría que les servía….
Santos, ya había encalado y acondicionado, el baño, a casi media cuadra del patio, como le había indicado Luciana que lo hiciera……ella se encargaba de tenerlo perfumado y limpio, porque le decía a Santos, eso es lo principal, para el que viene con críos…..
A los eventuales visitantes esas carencias, les parecían pintorescas, y toleraban todo, porque, el patio de Luciana, como al fin lo llamaron… era un oasis en medio del camino….

Capitulo 2


Todo marchaba tan bien, que Luciana le pidió a sus vecinos , los Torres, si su hijo, podría ayudarle en variados quehaceres, según ella le fuera indicando…. el Paquito, como le llamaban, vino la primera semana, caminando desde su chacra, pero, al fin, llegaron a un acuerdo, con Luciana, que se quedara durante la semana, y fuera a su casa los domingos… para lo cual, acondicionó el mismo Paquito, un cobertizo, que estaba cerca de los corrales nuevos, y de paso, santos le daba una propina, por sacar los animales al campo por las mañanas….el muchacho, estaba contento, probando esa primera vida independiente, porque el gallego, como le decían a su padre Don Serafín, era de muy mal carácter. Allí, comía bien, tenía cierta independencia y la vieja Luciana como él la llamaba secretamente a la dueña del lugar, lo trataba bien y le iba dando con el correr de los días, más responsabilidades y mas paga.
Le exigía estar muy limpio, porque eventualmente atendía las mesas y como era más diligente que Santos, en arreglos y cuestiones mecánicas, Luciana contaba con él para cualquier apuro.
Santos, encantado, porque como era quién traía las provisiones del pueblo, que, cada vez era mayor la demanda de Luciana porque el parador funcionaba, a Santos, se le daba la oportunidad de vagabundear a gusto, por las calles del pueblo, mientras le preparaban el pedido. Paquito, le había puesto en condiciones un carro, sólido, fuerte, que por un problema de carpintería, dormía en el cobertizo, desde que se rompió, y cuando Santos y Luciana lo vieron, compraron un vetusto caballo al vecino Venancio, que tenía unos cuántos y el mismo Paquito, lo trajo, montándolo en pelo y desempolvó lo necesario, para que santos pudiera conducir al medio viejo caballo, manso, pero útil para lo que los Brizuela lo necesitaban.
Así, se formó un grupo útil, con las habilidades de cada uno, mejorando de a poco, el parador, con ideas nuevas que, en sobremesas al final del trabajo, iba pergeñando trío tan particular. Aunque ya Luciana, tenía ayuda en la cocina y el parador, que se había agenciado, por intermedio de vecinos, de dos señoras del pueblo, que venían a ayudarla los fines de semana, llegando como podían, contentas de comer tan bien, y con unos pesitos en el bolsillo.


Capítulo 3


Un día, se escapó una vaca del corral, menos mal, que las otras dos, medio ciegas y viejas, ni se molestaron en mirar que la puerta estaba abierta…. cuando, Paquito vino a sacarlas a pastorear, y vio que faltaba una vaca, se atemorizó tanto al pensar en la reacción de Santos y Luciana, que empezó a temblar como una hoja. Lo único que podía hacer, pensó, era sacar a las otras y con ellas, ir a buscar a la fugitiva, que ya estaría tan repleta que no podría ni caminar… el tema era saber para donde había enfilado…. con un mal presentimiento, llevó lo más rápido que pudo, a las vacas hacia la carretera, ya que el peligro de que la desertora estuviera por allí, lo aterrorizaba….¡¡que no se acerquen al camino, le decían siempre sus patrones, las tontas si cruzan no saben a que se exponen…. por ahí, pasa un loco, y las atropella…..llévalas siempre, a los pastos del norte, cuando se llenen bien, las traes de vuelta….le había dicho a la noche Lucila, ( la vieja bruja pensó) , mientras miraba a lo lejos donde sólo los tres árboles. Se dibujaban, en ese día de terror para Paquito….y cuando casi llegaba al camino, la vio, a la muy tonta, impasible, echada sobre el pasto, a la sombra de los árboles…..su rabia, era casi tanta como la tranquilidad de haberla encontrado, pero, quién la llevaba ahora, con el vientre hinchado de pasto, dura y cabezona, como era, cuando estaba haciendo la digestión?
Alternativamente, miraba a la comodona, indiferente, con las ubres rellenas de leche, y a las otras, cansadas y también sin ordeñar, con el apurón de la salida……
Decidió, el también descansar un rato, pensando a la vez, como iba a justificar su tardanza, ante doña Luciana……
Cuando pudo levantar al grupo, que ya había descansado bajo la sombra de los árboles, pudo, a paso rápido, azuzando con una rama a las bestias, llegar al corral, terminó el ordeñe, y pensó en el dolor de panza, del que probara esa leche….
Volvió apresuradamente a la casa, y le dijo a Luciana, que había dejado, a las vacas temprano en el corral, porque una de ellas, (pensó culpar a la fugitiva si le preguntaban,) rengueaba…..
Pero, Luciana, estaba tan absorta, mirando el camino, que ni se enteró del percance….. Santos, aún no había vuelto del pueblo…..

Capítulo 4

Ya empezaban a llegar varios viajantes, y algunos camioneros, que se habían acostumbrado a desayunar en el patio de Luciana, la mujer era seria y trabajadora y sólo se preocupaba de atender bien a los clientes… solo Manuel, un solitario vecino que se había acostumbrado a frecuentar el patio, para dialogar o discutir de política con los clientes, venía muy seguido y admiraba a la patrona del lugar, por su integridad, y voluntariosa afición al trabajo… con todo respeto, pedía su café con leche, y bizcochos, aunque a veces probaba alguna exquisitez culinaria de su multifacética vecina.
Fue él, quien reparó en la nerviosidad de Luciana y sus inquisidoras miradas al camino….
Cuando al fin, Santos, su carro y su viejo caballo, aparecieron a lo lejos, fue él también quien primero se percató del suspiro de alivio de Luciana, Paquito, diligente y activo, no necesitó que su patrona le hiciera ninguna indicación…. llevó las verduras a la cocina, acomodó la carne en la heladera, las botellas de aceite, vinagre, gaseosas bien alineadas en el pequeño depósito del fondo, barrió la cocina y luego, se ocupó del caballo y el carro…. Santos, un poco callado, sólo atinaba a lavarse y se desplomó en un asiento, agotado, cuando Luciana le alcanzó un apetitoso guiso, y un vaso de vino…..y aunque siguió con sus cosas, sabía que a Santos, algo le pasaba.
En ese momento, vieron a lo lejos, que un auto viejo y destruido, avanzaba por el camino, que, forzosamente, habían ido haciendo los mismos clientes, a través del campo… era una fábrica de ruidos y resoplos, y de bamboleaba por el camino, hasta que, no sin esfuerzo pudo detenerse, al costado del patio….
No era común, todo ese ajetreo , ya que los camioneros, dejaban sus enormes vehículos, al costado de la carretera, y llegaban luego, caminando hasta la casa….todas las miradas, inevitablemente, fueron hacia ese grupo recién llegado, numeroso , bochinchero, inconsciente de la curiosidad que provocaban
Bajaron todos atropellándose, riendo, peleando los más chicos, riéndose contentas las niñas…. cuando terminaron de desembarazarse del pobre coche…. contaron en total, ocho personas…..

Capítulo 5

Todos estaban contentos de tanta concurrencia de golpe, Laureana voló hacia la cocina y sus dos asistentes, secundaban con solvencia su tarea… Santos y Paquito, sólo atinaban a anotar los pedidos ya que diferían un tanto de las preferencias habituales de los lugareños…
Pero, a medida que acomodaban y se manejaban lo mejor que podían entre tanta baraúnda, iban llevando la lista de los pedidos a Laureana.
El jefe de familia, un señor robusto y bonachón, no se inquietaba en lo más mínimo, con la algarabía de los niños, que eran mayoría, las mujeres, parecían complacientes y tranquilas.
Cuando comieron muy frugalmente y como gozando más del paisaje y la compañía, el señor gordo, con una sonrisa amable, le dijo a Santos: ¡Siéntese conmigo, señor, descanse un poco, va por mi cuenta la copa…..!
Santos, con cierta extrañeza, pero, sin poder negarse a tanta amabilidad, se sentó.
El semblante sereno, las palabras dulces y pausadas, de esta persona tan amable, invitaban al diálogo… le preguntó a santos, sobre sus tareas, su cotidianeidad, sus pensamientos, sus expectativas… a la vez, él le confesaba, como se hace con las personas que uno sabe que no va a ver más, sus más recónditas dudas sobre la vida y la muerte, el más allá, la eternidad del alma…. Santos, estaba absorto, nunca había pensado en esas cosas, no eran precisamente el tema de sus contertulios habituales, pero, el diálogo, lo tenía prendido a esas nuevas ventanas, aún confusas para él, pero subyugantes…, su interlocutor, como razonando consigo mismo, empezó a decir: por ejemplo, yo sueño mucho, y a veces me pregunto: si la realidad es sueño… o los sueños son nuestra verdadera vida… y siguió ante los ojos desmesurados de santos : ¡porque hoy soñé que estaba al borde de un precipicio, y en el mundo irreal de la vigilia, hablo con las personas que ya no están en la realidad, ¡que ya se han sumergido en el espacio del que no se vuelve…..bueno, es un sueño, le dice Santos…
Y el sigue acercándose más a Santos, casi en un susurro: ellos me piden que les traiga una flor de mi jardín!!! ¿Por que yo no puedo pedirles que me alcancen un trozo de nube??? O un trozo de cielo?
A todo esto, Santos, fregando sus manos en el delantal, le dice. Voy a ver si me necesitan en la cocina….
Porque yo digo, (seguía el hombre ) como alucinado…..
Porqué no me cuentan sus cotidianeidades, de cómo transcurren sus minutos , sea donde sea que estén?… ¿es que allí está suspendido el tiempo?….y, le digo más…. siguió hablando a un Santos que ya se había ido….cuando mis ojos se abren, después de deambular en mis sueños, por esas zonas desconocidas….. Mi alma, es como si se decepcionara de tener que seguir adonde se cuentan las horas, se tiene hambre, se sufren decepciones, se odia y se corrompe por dinero, en este tiempo finito, que te lleva no sabemos donde, sin que sepas el día y la hora…

Capítulo 6

Cuando ya el sol se estaba poniendo, los niños se aquietaron un poco, misteriosamente, los perro asustados de tantos gritos y juegos, se habían ido a esconder en el monte. La familia tan peculiar, sin hablarse entre ellos, se fueron agrupando mirando hacia el camino.
De pronto, decidieron irse, tranquilos, sin apresuramientos, con la paciencia infinita que no se podía comprender con niños y mujeres tan dulces, pero demasiado alegres y movedizas…..
Caminaron despaciosamente hacia el auto, desparramando la misma algarabía con que aparecieron, y pronto volvió el silencioso
modo de vivir de los lugareños….
Paquito, entró a la cocina, donde ya estaban las mujeres, poniendo todo en orden y le dijo a Laureana: ¿guardo las vacas señora? sí, aunque es un poco temprano, pero sí… hoy ha sido un día bravo….
Sacándose el delantal, perezosamente, se sentó en la mecedora del patio, mientras preguntaba a Santos que seguramente, como siempre, andaba sentado por allí….¿ que te parece? ¡¡Mirá que eran raros éstos !! ¿No?….. Santos, ya te dormiste !!!!…….¿Santos? ¿Santos ?
Beba, ¿lo viste al Santos…..Nelly.¿ Santos esta por ahí ? - seguro se fue a ayudar al Paquito, señora…...
Cuando vino Paquito, fue corriendo hacia el camino, a buscarlo, ya se hacía la noche y llegó hasta los tres árboles.
Y detrás de la loma, vio el auto, completamente vacío, y en la misma dirección mirando hacia el patio de Luciana, como cuando llegaron….
Cuando le dijo a Luciana, que el auto aún seguía allí, pero que no había ninguna de las personas que estuvieron casi todo el día en el patio, ella y las dos mujeres se miraron y una de ellas le dice….yo sabía…. yo le dije doña Luciana, esos vinieron a buscar a alguien…. cuando murió la Juana los cuatro, se miraron espantados, y salieron todos a buscar a Santos….
Al rato, se juntaron todos en el patio, y nadie se atrevió a decir nada, pero…..Santos, había desaparecido….

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