INDIFERENCIA
Es como estar suspendido entre cielos aberrantemente violetas y tremendas fauces de fieras embravecidas…
Imposible atravesar grietas ocultas para ascender entre los incandescentes azulados muros de intransigencia…
¿Intentamos entonces aplacar las indiferentes llamas de la intolerancia?
No hay salida lateral, no se abren generosamente las piadosas voluntades.
El egoísmo mira hacia otro lado, cierra sus ojos, indiferentes, ajenos.
La necesidad se inmola, se muere vencida como avecilla sin sombra.
Y las piedras lapidan, destruyen, ocultan la necesidad desfalleciente….
Y así, el círculo se cierra sobre sí mismo, en contacto vil con sus extremos.
LA PALOMA
Hoy he vuelto a ver a una paloma, a la que le di hace unos días, en un
descanso de mi caminata, unos pedacitos de chocolate, era lo único que
tenía comestible en mi bolso...¿Y sabes porqué la reconocí?.... porque
no tenía más que un muñoncito, en una de sus patitas....La vi por
primera vez, en una placita un poco alejada y tranquila, de Barcelona donde se sientan los que, como tu y yo, nos cansamos más rápido..... Hoy,
cuando volví a ver como, rengueando, rápida y vivaz, le robaba
miguitas a sus compañeras de vida, sonreí en solitario, la seguí por
largo rato en sus evoluciones, le envidié el valor, esta vez, la volví
a encontrar en unos bancos muy anchos, cerca del mercado, y el Super,
donde hago mis compras.. y donde dialogo con frecuencia con otras
personas que tienen la suerte, como tu y como yo, de mirar como pasa
la vida...de observar situaciones, semblantes que descubren sus dramas
o alegrías, su crispación o templanza, sus miedos o sus decisiones de
no tenerlos, sus privilegios frente a millones de desgraciados,
despreciados, sometidos...... Y. al ver las evoluciones de la paloma,
de mi paloma, sin acobardarse por las corridas de los niños, volviendo
una y otra vez, al lugar donde encuentra su sustento...incansable
creadora de vida, arrullándose en los tejados, robando las semillas de
los balcones sin cerebro para pensar en sus desgracias, sin complejos por
ser inválida, escuché el mensaje sabio y mudo, sin palabras rimbombantes ni
rectoras, de una naturaleza que sólo palpita para no suspender el hálito de VIDA.
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